domingo, 10 de abril de 2016

Huertos circulares o tibetanos

Los huertos tibetanos son redondos para que el agua y su potente energía los dinamice. El agua de la montaña, que proviene de la nieve, está cargada a tope de iones positivos. La cuestión es que corra por los laterales del huerto para que vaya depositando todos los minerales que transporta y produciendo reacciones en cadena. Se construyen zanjas para transportar el agua y dirigirla por donde queramos. Estas aguas tienen que venir de un manantial puro o un manadero natural pues son muy ricas en minerales.



Hacemos bancales elevados para que corra bien el agua abajo y no encharque la huerta. Las zanjas por donde corre el agua tienen que tener una ligera pendiente para que no se anegue el terreno y haya demasiada calazón y produzca anaerosis en las plantas. Sólo se utiliza el agua de la primavera y el invierno, a primeros de Junio se deja de regar para que las raíces trabajen por sí solas. Al haber estado la tierra mojada todo el invierno y primavera la población de lombrices se multiplica.


Todas las aguas sobrantes que han completado el circuito por nuestra huerta van a parar a un espacio verde que dejaremos sin sembrar, solo para criar lombrices. Tiene que ser el último huerto en la parte baja para que allí vayan a morir todas las aguas. Estos espacios verdes los segamos a menudo para que la hierba segada forme humus para el alimento de las lombrices. En verano por la noche, cuando refresca, subirán a las zonas donde tengamos el hortal, buscando el preciado estiércol. 


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